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para las ciudades
- Mejora de la calidad del aire. Por la reducción de emisiones de CO2, por el menor consumo de energías de origen fósil y por evitar las pérdidas de gases refrigerantes de las soluciones convencionales que sustituye.
- Aprovechamiento de energías locales renovables o gratuitas, procedentes de plantas de valorización de residuos sólidos urbanos, free cooling o refrigeración de equipos con agua marina o río.
- Menor dependencia energética del exterior.
- Mitigación del efecto "isla de calor", consiguiendo disminuir la temperatura ambiente entre 1ºC y 2ºC, gracias a la sustitución de cientos de aparatos de aire acondicionado.
- Disminución del consumo eléctrico global. La producción centralizada de energía permite disponer, aprovechando economías de escala y por su inherente mayor eficiencia, de una menor capacidad de producción que la suma de las que evita.
- Eliminación de riesgos sanitarios. Eliminación de torres de refrigeración y otros potenciales focos de legionelosis.
- Reducción del consumo global de agua y productos químicos. Eliminación de torres de refrigeración y otros equipos consumidores intensivos de agua y aditivos químicos (biocidas, tratamiento de agua, etc.).
- Creación de empleo local. El compromiso con el territorio de las redes de calor y frío contribuye a la dinamización económica de las zonas en las que se implantan y a la creación de empleo.
- Valorización del entorno arquitectónico. Fachadas y cubiertas totalmente diáfanas y libres de maquinaria, chimeneas (con penachos) e instalaciones.

para los usuarios
- Ahorro. Reducción de la factura energética. Menor gasto de la energía respecto a sistemas convencionales.
- Ausencia de ruidos y vibraciones en los edificios.
- Eliminación de gastos de reposición de maquinaria.
- Reducción de gastos de mantenimiento.
- Eliminación de averías.
- Reducción de gastos de suministro de energías convencionales (gas y electricidad). Menores potencias a contratar.
- Eliminación de riesgos (legionela, explosiones, intoxicaciones por monóxido...) por la ausencia de equipos de producción térmica en el edificio…
- Garantía de suministro energético. La red de calor y frío dispone de redundancias, tanto en lo que se refiere a centrales de producción como en cuanto a equipos de producción térmica.
- Flexibilidad y adaptabilidad. Facilidad para disponer de mayor potencia, en su caso, simplemente ampliando los intercambiadores de energía, sin prácticamente necesidad de más espacio.
- Externalización del servicio de producción térmica y de los riesgos asociados (normativos, de compromiso de calidad de servicio…).
- Pertenencia a un proyecto de sostenibilidad y responsabilidad social, susceptible de promocionar su propia imagen corporativa.

para los promotores inmobiliario
- Diferenciación de la oferta. Edificios innovadores, singulares y emblemáticos, sin restricciones a la creatividad arquitectónica.
- Edificios sostenibles y con elevada calificación energética, en línea con la creciente concienciación del mercado y de las administraciones.
- Menor inversión inicial en instalaciones.
- Menores costes de mantenimiento futuro para el inquilino o comprador del inmueble.
- Mayor espacio útil comercializable, en algunos casos de gran valor en el mercado, como áticos o plazas de aparcamiento en sótanos.